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Historia de nuestra parroquia

La parroquia de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando , que forma parte de la Unidad Pastoral (UP) de Abando-Albia, (Bilbao), fue constituida el año 1955, siendo Obispo de Bilbao el Excmo. Sr. D. Casimiro Morcillo Gonzáles, Arzobispo electo de Zaragoza.
Comenzó a funcionar como parroquia el 19 de febrero de 1956 en la Capilla del Colegio del Pilar.                     
En el decreto de creación de la Parroquia se le dio el nombre de San Fernando. Posteriormente, por la devoción del primer párroco, D. José Manuel Apellaniz, que había estado misionando en Sevilla, se le añadió la advocación de Nuestra Señora de los Reyes.
Actualmente tiene unos  9.000 feligreses, con una

amplia y activa participación en la vida parroquial,
particularmente en el culto, catequesis y otras
actividades.  Podrás encontrar toda la información
sobre las distintas actividades, celebraciones, grupos
parroquiales y mucho más para acercarnos a vuestros
hogares y ponernos a vuestro servicio gracias a las
últimas tecnologías de esta web.

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¿Quiénes somos?

Párroco:

Antón Rey

Sacerdote colaborador:

Trinitario Álvarez

Secretaria referente parroquial:

Lourdes Madrigal

Consejo Pastoral Parroquial:

Joseba Escribano (secretario)

Isabel Berroya (moderadora),

Ainara Coto,

Txema Martínez,

Leticia Barturen, 

Paco Romero,

Roberto Sola,

Begoña Vilariño,

Laura Olaortua,

José Miguel Cigaran,

Yasmin Ruiz Angulo

Lourdes Madrigal

Comercio Justo:

Nicolás Fernandez

Grupo de liturgia:

José Miguel Cigaran

Grupo de catequesis de infancia:

Yasmin Ruiz Angulo 

Misa de familias:

Begoña Castillo 

Grupo de jovenes / confirmación:

Borja de la Rica

Laura Olaortua

Grupos de adultos:

Leticia Barturen

Grupo de economía:

Txema Martínez

Grupo de comunicación:

Lourdes Madrigal

Yasmin Ruiz

Nicolás Fernandez

Coordinadores de Foros:

Begoña Vilariño

Roberto Sola

¿Qué ofrece nuestra parroquia?

Un lugar donde vivir nuestra fe, en el encuentro, en la participación, en los Sacramentos, en la fraternidad, en el desprendimiento de uno mismo, compartiendo lo nuestro, a ejemplo de Jesús, en el acompañamiento, la caridad, el amor...; pero, ante todo, un lugar de oración y culto a quien por amor nos ha dado la existencia y nos acompaña en todo momento.

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